Antes de terminar el año toca hacer balance de este 2016.
El 2016 se puede resumir en una sola palabra: agridulce.
Los primeros meses del año fueron complicados, muchas situaciones que nos ponen a prueba pero, al final todas pasan por algo y nos hacen avanzar en muchos sentidos y saborear todavía más las situaciones cotidianas, las cosas más sencillas y simples del mundo.
Con Julio llegó el gran cambio, una última mudanza que tenía como destino Asturias, vuelta a casa y esta vez para quedarnos. Disfrutamos del verano al máximo pero el gran cambio llegó en Septiembre, un cambio de planes radical, que nos hace ver que todo tiene solución y que muchas veces es más fácil encontrarla de lo que nosotros pesamos… Este final de año no puede ser mejor.
Con este último post del año 2016 quiero transmitiros algunas de las cosas que he aprendido este año. Cosas que en teoría nos sabemos pero que aplicarlas siempre cuesta un poco más:
- Lo bueno se hace esperar.
- Sin esfuerzo, no hay recompensa.
- El mundo es de los valientes, a los cobardes nunca les pasa nada.
- No por mucho correr vas a llegar antes, a veces ir despacio hace que llegues seguro a tu destino.
- A veces para ganar, hay que arriesgar.
- Rodéate de gente que sume, nunca que reste.
- Ni todo es tan urgente, ni tan importante.
- Sé positivo, incluso cuando las cosas no van del todo bien.
- Sonríe, aunque muchas veces tengas ganas de llorar y piensa que todo va a ir bien.
- Llora cuando no puedas más, ayuda a liberar tensiones.
- El día sólo tiene 24 horas, además de trabajar guarda tiempo a ti y para disfrutar de la gente que te rodea.
- Que los demás lo hagan, no significa que esté bien.
- Vive y deja vivir.
¿Cuál es tu balance del 2016?
¡FELIZ MARTES!
